17 de septiembre de 2012

Catástrofes...¿naturales?

Ya no es sólo la pertinaz sequía la que ha castigado mi huerta en este fin de verano. Justo cuando los frutos están madurando y por fin todo había dado un estirón.
El viernes por la mañana estuve allí, regando a garrafas porque el goteo (que lo tengo muy racionado porque apenas puedo llenar los depósitos) ya no es suficiente. Ayer domingo, cuando vuelvo por la tarde a ver cómo andamos de agua y trastear un poco, que siempre hay cosas que hacer, me encuentro la sorpresa de una de las portillas entreabierta (alguien, "humano", se ha colado y se olvidó cerrar...) y luego, ya dentro, unas boñigas de vaca distribuidas aquí y allá.
Horrorizada empiezo a revisar desmanes.
La malla de judías verdes tirada, algunas líneas de riego desplazadas, tomateras tronzadas, pisadas en los bancales, una línea de repollos jóvenes devorada...Y el invernadero no ha librado: media bandeja de lechugas y algunos brócolis también han servido de aperitivo.
Pero por dónde se ha colado?
Ya veo parte de una empalizada caída y las cuerdas rotas...
Cómo le ha dado por salvar una valla y un desnivel de casi dos metros para entrar a la huerta? Probablemente fue azuzada por los perros o por el propio ganadero, que a veces pone mucho empeño en "recogerlas".
Menos mal que alguien se dio cuenta y tuvo el detalle de sacarla...
En fin, que entre unas cosas y otras, este año vamos de capa caída. No se si ponerme a llorar o dar por finalizada la temporada y empezar a planificar la siguiente.

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