10 de marzo de 2010

Invernadero en Santa Olalla (Valdeolea)

Esta ha sido mi primera temporada en esta nueva experiencia profesional. No se trata sólo de emprender, sino de aprender. Todo a un tiempo, y la verdad que es emocionante, frustrante, enriquecedor... Así va. Por rachas, según progresos y fracasos.
Los plantones ecológicos se van haciendo hueco en las huertas de estos pueblos. Ya tengo algunos clientes, también para el año que viene. Ellos me indican lo que les gustó, lo que no salió... Y así iré probando variedades adecuadas a este clima, intentando recuperar alguna variedad local. En fín, un trabajo laborioso, de mucha delicadeza y paciencia, y que me relaja después de mi otro trabajo, el que me da de comer.
La próxima temporada ya tengo una mejor idea de cómo planificar la siembra, el huerto... No sólo para tenerlo productivo y sano, sino para tenerlo hermoso para los sentidos. Porque aquí se disfrutan todos.
Recomiendo la experiencia, aunque sea en terrazas o balcones. No hay nada como una lechuga, un tomate o una acelga recién cogida. El sabor, el olor y la textura no se parecen a lo que comemos habitualmente.
Uno se siente satisfecho y orgulloso de sí mismo cuando contempla estos pequeños milagros vegetales.